miércoles, 30 de mayo de 2007

Ya no esta vacío

Alguien pronuncia mi nombre a lo largo de un estrecho y lúgubre pasillo, donde se respira y se siente la desesperación de las almas, aquellas que buscan descanso a través de las palabras, y necesitan ser escuchadas. Sobresaltado y con voz muy baja para que ninguna de esas almas se percatara de que yo estaba allí, respondo a esa llamada, pero yo ya formaba parte de ellas. Sigo la voz por ese pasillo, miro a las paredes, buscando una salida, diciendo no quiero entrar, pero mis pies tienen su propia opinión.

Llego al umbral de la puerta y desciendo a esa pequeña habitación, soleada por la luz de la mañana, un despacho pequeño, una mesa llena de expedientes, y ahí estaba el mío, vacío, solo con mis datos personales, esperando a ser rellenado por mis palabras.

Se presenta e intenta quitarme la tensión de ese momento, pues mi cara reflejaba la ansiedad, y el miedo a la situación, me invita a tomar asiento en esa silla que tantas y tantas almas han posado sus penas. Me explica el motivo por el cual estoy allí, ironías del destino yo ya lo sabía, pero ella solo quería que yo comenzara a hablar.

Mi voz débil y temblorosa por los nervios comienza a hablar, pasa de un tiempo a otro tiempo, intento seguir una cronología, quiero que me ayude, quiero que me escuche, me observa y apunta en ese expediente que ya no esta vacío.

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