Cuando uno sabe ya, que está ante su última temporada, y que puede ser el último partido de este año, se motiva especialmente, pero si además sabe que va a jugar un partido muy especial, no faltan ya argumentos.
Pero todo se viene abajo cuando al escuchar el pitido que abre las hostilidades, nos miramos y comentamos, no están, no han venido, nos habéis engañado. La motivación cae por los suelos e intentas recuperarla, pero ya no es lo mismo.Sales al campo y la experiencia ganada en miles de batalla resurge en las acciones claves, te calientas, y te dicen tranquilo tienes otra oportunidad.
Pero todo se viene abajo cuando al escuchar el pitido que abre las hostilidades, nos miramos y comentamos, no están, no han venido, nos habéis engañado. La motivación cae por los suelos e intentas recuperarla, pero ya no es lo mismo.Sales al campo y la experiencia ganada en miles de batalla resurge en las acciones claves, te calientas, y te dicen tranquilo tienes otra oportunidad.
Efectivamente tuve otra oportunidad, y entonces eres consciente que es la primera vez que terminas un partido antes que el resto de tus compañeros, tantos años jugando y posiblemente en tu último partido, terminas como uno de los pocos ídolos que has tenido.